Marinka tenía ganas de contar con un esclavo que le adorara sus pies. Que los cuidara y los lamiera. Marinka venía de ver cómo Alemania caía frente a Francia en semifinales…y no se le ocurrió mejor forma de ahogar sus penas. Chupar y oler sus pies por parte de sus esclavo hace que Marinka se sienta como una Reina.